Esta capacitación se impartió de manera presencial a funcionarios del primer ciclo básico, dividida en dos módulos. El primero tiene relación con la violencia escolar y cómo se relaciona con las emociones y el segundo con el cómo ésta incide en la formación de los individuos.
En el 2020 la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) se preguntó ¿qué apoyo necesitan los y las docentes para ayudar a crear entornos de aprendizaje seguros? Por un lado, casi la mitad de los profesionales consultados a nivel mundial respondieron que no fueron plenamente preparados para prevenir y abordar situaciones de violencia en el aula, y por otro, tampoco lo están para ser víctimas de maltrato por parte de los niños. De hecho, más de 2/3 de los encuestados dicen haber aprendido a gestionar estos temas a través de la experiencia.
Según las conclusiones del estudio, la capacidad de las y los docentes para influir positivamente en el entorno escolar y para prevenir o responder a la violencia, depende en gran medida de su preparación, desarrollo profesional en el servicio, normas de enseñanza, deberes y carga de trabajo.
En ese marco, la Fundación Juan XXIII comenzó el 19 de mayo, de la mano de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), una capacitación denominada “manejo de situaciones agresivas en contexto escolar”, la cual está destinada a funcionarios del primer ciclo básico y que está siendo impartida de manera presencial en grupos de 30 personas.
El objetivo del curso es “aplicar habilidades personales y conocimientos técnicos en situaciones agresivas que se presentan en establecimientos educacionales” y apunta concretamente a entregar herramientas a los docentes y asistentes de la educación para abordar y contener emocionalmente a los involucrados.
Además, el taller entregará algunas guías respecto a cómo contener a estudiantes con necesidades educativas especiales y qué hacer ante situaciones disruptivas en la sala de clases.
El proyecto está dividido en dos módulos. El primero tiene relación con la violencia escolar y cómo se relaciona con las emociones y el segundo con el cómo ésta incide en la formación de los individuos.
De hecho, expertos en la materia indican que cuando el niño no es capaz de controlar sus emociones esto puede ser el resultado de un comportamiento agresivo o desafiante, o de problemas de conducta o de aprendizaje que no han sido abordados adecuadamente. En casos más extremos, la violencia puede ser una respuesta a situaciones de estrés o traumas que el niño está experimentando en su entorno familiar o social.
Los efectos de la violencia contra sus pares o sus profesores en niños de corta edad pueden ser diversos, incluyendo la pérdida de la confianza en sí mismos y en su capacidad para aprender, así como el aislamiento social y el aumento de la agresividad. Todo lo cual afecta el ambiente escolar, creando un clima de tensión y desconfianza entre estudiantes y personal docente.